Es así, inevitable

lunes, 11 de mayo de 2009

Noctámbulo

Las sombras siempre fueron mis más grandes y fieles compañeras en mis largas y frías caminatas nocturnas. Realmente las dimensiono como si fuesen los únicos objetos en movimiento que no escapan de mí. ¿Y quién soy realmente yo? Detrás de mis gafas oscuras importadas tengo ojos, con los que generalmente observo y guardo los sucesos que ocurren en mi vida. Debajo de mi campera de cuero fino tengo un pecho por el que pasan todos mis dolores, todos mis amores y todos mis sentimientos sin nombre. Dentro de mis zapatos italianos de diseñador tengo pies que me llevan a todos lados y que soportan todas las cargas emotivas que llevo como una mochila en mi espalda. Dentro de todas estas cosas soy una persona, y como tal soy víctima de todas las cosas que normalmente le ocurre a la gente. Soy una víctima. ¿Soy una víctima?
Mientras mis pies siguen el ritmo de la noche voy encendiendo un cigarrillo, intentando aclarar mi mente y pensar un poco. Hace varios meses que me pasa esto: Durante las noches no logro encontrar el sueño y termino por salir a la calle a caminar. Al principio, como la mayoría de la gente, tenía miedo. Pero con el tiempo fui aprendiendo que a lo que realmente le tiene miedo la gente durante la noche es a sí mismos. Desde que hago estas caminatas todas las noches me estoy redescubriendo y ahora sé cosas de mí que antes ni imaginaba. Lo malo es que no duermo realmente en ningún horario, y eso me coloca en un constante estado de suspensión psíquica, en la que realmente no estoy dormido ni tampoco despierto. Es como si no distinguiese el sueño de la realidad y al final terminase por no acordarme de nada. Siempre que conozco gente termino por dudar en buscarlas, ya que no sé si realmente he conocido a la persona o si se trata de un sueño.

Es horrible mi vida. Siempre que pienso en ella me recorre un sentimiento de asco por las entrañas que me deja sin más ganas de nada. Es que en realidad nunca tengo tiempo para pensar. Nunca tengo tiempo para mí. Estos últimos tiempos de caminatas nocturnas fueron lo más parecido al pensamiento personal que viví. La realidad es que a mí mismo me considero un ser completamente perseguido. No le gusto a la gente y la gente no me gusta a mí tampoco. Todos esos que viven sus falsas vidas yendo de aquí para allá, cuestionando lo que los demás hacen, pretendiendo modelos que deben de ser seguidos sí o sí por todos ya que si uno no los sigue no es parte de la sociedad. Me da asco la gente. La poca gente que me cae bien termina desapareciendo de mi vida en menos tiempo del que cualquiera podría pensar. Nunca recuerdo sus nombres, a veces por ahí pienso en sus caras durante mis caminatas nocturnas o las veo en mis sombras, pero eso no me gusta contárselo a nadie.

Creo que esta cuestión del odio por la gente la tengo desde que entré en la sociedad. Siempre me dijeron que era muy inteligente de chico. Y eso me hizo aislarme de los demás niños sin entender por qué. Ahora que crecí me doy cuenta de que me dan asco por sus costumbres y modelos inservibles. Siempre fui muy observador y recordador de los detalles más mínimos en la gente, hasta el momento en el que dejé de dormir. El observar a la gente me hizo perder las esperanzas y empezar a considerar que ya nadie es válido ni puramente bueno en este mundo. Ni si quiera yo.

Me estoy aburriendo ya de esta sesión en particular. Sé que no va a haber ninguna emoción desesperante hasta el momento en el que vea que el sol esté saliendo. Por ahora me estoy dando cuenta de que no hay mucha gente en la calle. Los colores están muy mal definidos, pareciera que ha disminuido la calidad cromática de las cosas. Deben ser mis lentes. Este ambiente de ensueño me confunde, eso me harta ya. Ya no distingo bien las cosas, ni entiendo la mitad de ellas, ni sé por qué ocurren. Y si hay algo que no hago es recordar las cosas. Mis recuerdos son vagos, me llegan algunos fragmentos en entregas muy poco frecuentes. Recuerdo haber visto rostros, oído comentarios, sentido pieles y haber guardado espacios en mi consideración para cierta gente. Todo eso por separado. Es horrible.

Dormiría si pudiese. Pero la verdad es que no encuentro la forma correcta de entrar en el mundo de los sueños. A veces siento que si durmiese me quedaría una vida entera haciéndolo. Hace tanto que no duermo que no recuerdo como era.

¡Mierda! Se está haciendo de día y tengo que llegar a casa cuanto antes. No me acuerdo por dónde había tomado camino, me parece que estoy perdido. No puede ser, no me acuerdo dónde empecé la caminata. Si al menos pudiese recapacitar, pero no, no puedo hacer dos cosas a la vez. Tengo que llegar, no me tiene que matar el tiempo, tengo que llegar antes de que…

Demasiado tarde. Desperté.

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