Es así, inevitable

domingo, 22 de agosto de 2010

Nada II

Una palabra, una oración, un monólogo.
Tiene sentido.
O no.
Su influencia incide sobre todos los factores posibles, aun cuando no es observable.
Quizá sea lo más ínfimo e imperceptible en el mundo.
Pero incide.
¿Tiene sentido afirmar que lo que diga uno maneje el así llamado destino?
Vale aclarar, el de uno.
O el de todos.
La verdad no sé, y es que estoy completamente ofuscado: cegado ante cualquier posibilidad de reflexión, siendo éste un claro caso de ceguera por elección, mi favorita acaso.
No tiene sentido.
No es nada, nada hace, de nada sirve, y hacia ninguna parte lleva.
Las palabras no son lo que inciden realmente, el hecho de que salgan o no de la boca no tienen nada que ver, todos creemos en una mentira.
Y es que acaso las mentiras son ese tan dulce e insuperable vicio, al cual todos acudimos todos los días, nos regocijamos al saber que estamos rodeados de ellas, como si nos completaran , como si nos hicieran lo que somos.
¿Y qué somos acaso?
Una mentira.
Nada más ni nada menos.