Es así, inevitable

domingo, 31 de octubre de 2010

Homeostasis

¿Existís?
¿Vale la pena gastar toda mi vida persiguiendo el objetivo de encontrarte?

Demostralo.

No hace falta

Estando frente a vos siempre me es difícil concentrarme, todo alrededor tuyo es caos, tiembla y huye al foco de mi visión, pero vos sos equilibrio en su más pura esencia.
Así y todo me desestabilizás, sobre todo cuando adelantás tu mano (mortífera arma de muerte) y suministrás sobre mi piel esa magia aterciopelada, haciendo tiritar hasta el último y más remoto de mis corpúsculos, erizando todos y cada uno de los vellos que revisten mi epitelio.
Ahí es cuando nace el torbellino dentro mío: qué hacer, qué decir, qué darte, cómo responderte, ¿Qué?
Es tan inmensamente notoria la perfección que te conforma y como me llena en todo sentido.
No entiendo entonces de dónde estoy sacando las fuerzas para asesinarte, para arrancarte de mi piel y mentirme, decir que está todo bien y que no necesito más nada, cuando bien sé de la forma en la que me completaste y me encantaste hasta los límites de la locura.
No hace falta esclarecer nada más al respecto, son simplemente palabras que creía debía decirte alguna vez, algo así como un certificado de despedida para mis sentimientos, que poco a poco se desvanecen, haciendo que me vea cada vez más envuelto en una nebulosa de incertidumbre, tan espantosamente invisible y tan perceptible a la vez.
Sé que es inútil volver a buscarte, inclusive sabiendo lo fácil que me resultaría encontrarte. Es que a veces siento como ese dejo de sabor a vos cuando me olvido de mi ceguera actual y recuerdo a ese yo optimista y lleno de vida que alguna vez fui.

Transitando la línea

Ser arrancado de la paz y llevado a rastras al más hostil de los ambientes, desnudo y lleno de miedos; reconfortarse en el más disfrutable y cálido de los hospedajes, regocijarse de los pequeños momentos de tranquilidad, salvo cunado son interrumpidos por esas esporádicas confusiones y dolores de cabeza. Y llorar, cada vez que algo es tan fuerte que escapa a nuestro entender, sufrir, creer una tras otra las mentiras que nos instalan a nuestro alrededor, darle paulatinamente más y más limites a ese colorido que resultara nuevo ante nuestros ojos, dándole nombres y explicaciones innecesarias a todo. Aprender el código que regula la totalidad de lo que nos rodea, lastimarse para luego sangrar y presenciar el lento proceso de cicatrización. Volver a sentir esa piel que nos abriga, que nos recuerda en cierta forma cómo era estar íntegramente protegido del exterior, pero con plena consciencia de que se trata de un simple simulacro, crecer sabiendo que cada momento de felicidad no es más que otro simulacro. Conocer la totalidad del código y aprender a transgredirlo, sufrir las consecuencias de no querer adaptarse a todo este circo y finalmente perecer.

domingo, 24 de octubre de 2010

Cuándo va a llegar ese momento en que dejes de imponer tus elecciones sobre las mías, de hablar por mí, de mostrarte ante todos para taparme y robarme la cara. Cuándo vas a culminar, a frenar ese vicio tan tuyo de manejarme y hacer de mí tu títere, sucumbiendo yo ante tus exigencias, y teniendo que pagar por tus errores y tus malquerencias.
¿Cuándo va a ser que ceses tus abusos para con mi persona y salgas de mi cuerpo de una puta vez?

miércoles, 20 de octubre de 2010

Hoyo

Después de tanto y tanto buscarlo finalmente hallé el hueco depurador en mi cabeza. Estuve mucho tiempo tratando de encontrar el modo de accionarlo, de tal manera que tuve que dejar de lado varias teorías. Luego de hurgarlo minuciosamente por varios minutos terminé descubriendo que su funcionamiento tenía que ser interno. Traté aguantando el aire y haciendo fuerza con toda mi cara, pero el agujero permanecía sellado, por lo que comencé a soplar con suma concentración, utilizando todas mis fuerzas, con el fin de sacar de mí hasta la última molécula de oxígeno, por si de algo ayudaba eso. Me mareé. Caí sentado, y bastante desconcertado por cierto.
Decidí ponerme de pie para poder pensar, aun sabiendo lo difícil que era con tanto humo dentro de mi hueca cabeza. La solución tenía que estar en algún lado, no podía ser dominado por un simple dispositivo corporal, mi condición de ser humano y pensante no me lo permitirían, me estaba avergonzando de mí mismo como nunca antes. Esto sólo lograba el incremento en la ocupación del humo dentro de mi cabeza, por lo cual me seguía estancando en la misma idea, y cada vez tenía menos tiempo, en cuanto me descuidara la capacidad retenedora de mis paredes craneanas llegaría a su límite, por lo cual el humo necesitaría buscar alguna vía alternativa de escape, pudiendo esto causar fisuras y agujeros, lesiones irremediables en mi encéfalo, causando así mi muerte seguramente.
Comencé a sentir como mi frente, mis sienes y mi nuca se inflaban literalmente, y a pesar de estar cada vez más mareado seguía de pie, quién sabe por qué. Mis poros excretaban un sudor ardoroso y caliente, que al tocar mi frente puede ver luego en mis dedos que su consistencia era espesa, y su color amarillo rojizo (los tonos rojizos de seguro eran por el agregado de mi sangre). Ante tal horror, comencé a correr despavorido por los pasillos de mi casa, cada vez más inmerso en la oscuridad y la confusión, corrí sin medir hacia donde, y terminé por chocarme contra una pared, o una puerta, o un mueble (sinceramente no estaba seguro de qué era) del cual se desprendieron varios papeles y libros que terminaron cayendo sobre mi patético ser. Empecé a revolver desesperadamente entre ellos, casi por instinto, como si allí entre todas esas letras estuviera la solución a todo este tormento. La sola idea era ridícula, mi visión cada vez estaba más nublada y desenfocada, mi capacidad de entendimiento se iba reduciendo paulatinamente, y además el sudor amarillento rojizo ya chorreaba en cantidades considerables, por lo que manchaba todo lo que se encontrara bajo mi cabeza.
En el momento menos esperado encontré un boceto con instrucciones que intenté seguir, y a medida que respetaba ese texto comenzaba a ver como el humo negro escapaba progresivamente por el dichoso agujero depurador. Jamás me había sentido tan aliviado, ni tan agradecido por la incidencia de un papel en mi vida, al final era todo tan simple, todo esto me sirvió de aprendizaje, para darle otra oportunidad a la existencia, y valorar el simple pero mágico hecho de estar vivo.
En el papel había un párrafo escrito que decía “La clave para lograr el funcionamiento del hoyo depurador es simple: sólo debes olvidarte de todo aquello que consideres real”.