Es así, inevitable

domingo, 31 de octubre de 2010

Transitando la línea

Ser arrancado de la paz y llevado a rastras al más hostil de los ambientes, desnudo y lleno de miedos; reconfortarse en el más disfrutable y cálido de los hospedajes, regocijarse de los pequeños momentos de tranquilidad, salvo cunado son interrumpidos por esas esporádicas confusiones y dolores de cabeza. Y llorar, cada vez que algo es tan fuerte que escapa a nuestro entender, sufrir, creer una tras otra las mentiras que nos instalan a nuestro alrededor, darle paulatinamente más y más limites a ese colorido que resultara nuevo ante nuestros ojos, dándole nombres y explicaciones innecesarias a todo. Aprender el código que regula la totalidad de lo que nos rodea, lastimarse para luego sangrar y presenciar el lento proceso de cicatrización. Volver a sentir esa piel que nos abriga, que nos recuerda en cierta forma cómo era estar íntegramente protegido del exterior, pero con plena consciencia de que se trata de un simple simulacro, crecer sabiendo que cada momento de felicidad no es más que otro simulacro. Conocer la totalidad del código y aprender a transgredirlo, sufrir las consecuencias de no querer adaptarse a todo este circo y finalmente perecer.

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